¿Qué son las parafilias?

El término parafilia ha dejado de definir las prácticas sexuales que se separan de la “normalidad” para referirse a las que, por sus connotaciones conflictivas, suponen un problema para quien las practica o para quien las sufre.

Los primeros investigadores que, a finales del siglo XIX, estudiaron las parafilias, les dieron la denominación de perversiones sexuales. Posteriormente, esta expresión fue sustituida por la de parafilias porque perversiones tenía una connotación peyorativa y denotaba cierta condena moral.

Actualmente, se consideran parafilias aquellas prácticas que implican impulsos, fantasías o comportamientos insólitos; además, y esto es un rasgo característico, estos impulsos se convierten en el único medio para conseguir la excitación sexual y adquieren un carácter compulsivo que afectan la vida familiar y social del individuo. En algunos casos, este impulso sexual se puede traducir en la comisión de delitos (pederastia, abusos sexuales, …).

El aspecto compulsivo y unívoco es importante, y es lo que las distingue de las prácticas que puedan adoptar de forma esporádica parejas “convencionales” para romper la rutina de su vida sexual.

Para determinar qué es o qué no es una parafilia, el contexto cultural y la evolución de la mentalidad son valores determinantes. Así, prácticas que en la actualidad son aceptadas por la casi totalidad de la sociedad – como la masturbación o la homosexualidad, por ejemplo – eran consideradas en el siglo XIX como desviaciones o hechos delictivos.

Clasificación de las parafilias

La clasificación que más éxito ha tenido es la que, por su contenido, divide a las parafilias en cinco sectores:

1) Por distorsiones de la conducta de galanteo.

Ejemplos: exhibicionismo (conseguir la excitación a través de la exhibición los genitales en público), frottismo (conseguir la excitación a través del frotamiento de los genitales de un desconocido en un espacio público).

2) Por el contenido agresivo.

Ejemplos: sadismo (conseguir la excitación infligiendo dolor a la pareja), simforofilia (lograr la excitación a través de catástrofes o situaciones traumáticas, como un accidente de coche), hipoxifilia (excitación a través de la falta de aire producida por estrangulamiento).

3) Tipo fetichista.

Ejemplos: Vehicular todo el imaginario sexual a través de un objeto mitificado, como las botas, un tipo de ropa, los objetos punzantes, etc.

Parafilias, ¿un problema para quien las practica o las sufre?

4) Desarreglos en la elección de la pareja.

Ejemplos: paidofilia (lograr la excitación sólo a través de una relación sexual con niños), necrofilia (atracción sexual incontenible hacia los cadáveres).

5) Cambios en la propia imagen sexual.

Ejemplos: travestismo (necesidad de vestirse como el otro sexo durante el acto sexual), infantilismo (adoptar la actitud y la imagen de un niño durante la relación sexual).

Su origen

Respecto al origen de las parafilias, la teoría más extendida es la del sexólogo neozelandés John Money. Money sitúa en la infancia el periodo de gestación de las parafilias. Durante los primeros 18 meses de vida, el niño construye su esquema corporal y empieza a desarrollar un imaginario propio que se completa a los ocho años. Las experiencias de esta época son determinantes para la conducta sexual posterior.

En este aspecto, muchos niños que han sido maltratados y que han sufrido violaciones o tortura psicológica, reproducen esta actitud cuando son adultos a través de conductas pedófilas. Una educación restrictiva y represora, también genera impulsos parafílicos.


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