Sorprende comprobar que aún algunas clínicas proponen, para el tratamiento de la eyaculación precoz, la cirugía.

El procedimiento consiste en seccionar algunas de las ramas sensitivas del pene con objeto de disminuir la sensibilidad del glande. Se trata de una operación sencilla, pero no aconsejable, ya que se fundamenta (como veremos) en una teoría simplista y totalmente errónea: que el eyaculador precoz se corre demasiado pronto por tener una especie de “hipersensibilidad”.

¿Por qué es absurda la idea de que quitando sensibilidad al glande se puede alargar el tiempo que el hombre tarda en alcanzar el clímax y eyacular?

En primer lugar, tengamos en cuenta que ya se practica un tipo de cirugía que de modo indirecto tiene como efecto quitar parte de la sensibilidad al glande. Hablamos de la circuncisión: la eliminación del prepucio (la piel que lo cubre) operación que todavía en algunos países se realiza rutinariamente con los recién nacidos. La razón por la cual algunas culturas como la judía y la musulmana adoptaron esta práctica desde la antigüedad es la higiene: el pene puede ser foco de infecciones si el esmegma, el oloroso fluido de color blanco que se forma entre el prepucio y el glande, se acumula por falta de aseo…

Eyaculación precoz y cirugía: ¿es recomendable?

Pero en relación al tema que nos ocupa, que es el de la eyaculación precoz, ocurre que los hombres no circuncidados suelen tener más sensibilidad en el glande, por estar protegido detrás del prepucio y sufrir menos rozamientos con la ropa, que los circuncidados. Sin embargo, nada indica que la eyaculación precoz afecte más a los varones que conservan el prepucio y tienen un glande más sensible que a los que han sido circuncidados.

Esto es perfectamente lógico si tenemos en cuenta que, sea cual sea la técnica que se esté utilizando en la relación sexual, el estímulo puede graduarse:

    • se puede acariciar o succionar el pene con mayor o menor intensidad…
    • en la penetración se puede aumentar o disminuir el ritmo de los movimientos pélvicos…
    • y siempre existe la posibilidad de frenar totalmente la estimulación si el hombre siente que está a punto de correrse.

Además, la rapidez en alcanzar el orgasmo no depende únicamente del frotamiento o la estimulación meramente mecánica, sino sobre todo del estado anímico, del grado de ansiedad, así como de las imágenes y fantasías que el hombre tenga en mente mientras lleva a cabo el acto sexual.

De hecho, lo que tiene que aprender el eyaculador precoz es a graduar tanto los estímulos físicos como los mentales, y a darse cuenta del momento en que el clímax es inminente para poder retrasar a placer el momento de la eyaculación. La mayor o menor sensibilidad del pene es, en este sentido, irrelevante.

Otros motivos de la eyaculación precoz, especialmente en hombres a los que no siempre les ha ocurrido, se derivan de conflictos con su compañera. En terapia de pareja se descubren con relativa frecuencia algunas motivaciones ocultas que no siempre son plenamente conscientes.

Por ejemplo, él puede llevar a cabo una relación con pocos juegos eróticos previos y con una eyaculación rápida que siempre la deja a ella insatisfecha, como forma de expresar algún asunto no resuelto; o si ella siente que el encuentro sexual es más una obligación que un placer, puede estimularle a él en exceso para que todo acabe pronto. Un asesoramiento adecuado que ayude a la pareja a resolver sus conflictos personales, y una guía para mejorar el modo en que se relacionan en la intimidad, es en estos casos la mejor solución.

Esperamos que después de estas consideraciones, haya quedado claro que los procedimientos quirúrgicos y las pomadas anestesiantes que pretenden curar la eyaculación precoz disminuyendo la sensibilidad del glande, tienen un valor y una efectividad casi nulas.


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